24 de abril de 2022

La falange espartana

La organización del ejército espartano era ya un misterio para los propios griegos. Tal era el hermetismo de Esparta que autores como Tucídides solo podían especular sobre cómo se organizaban, así que imaginad lo que podemos hacer nosotros. Es cierto que Jenofonte lo conoció más de primera mano y lo describe para la batalla de Leuctra, pero tampoco es menos cierto que la estructura de los ejércitos va cambiando, así que es muy probable que la organización que narra Tucídides para la batalla de Mantinea fuera diferente, así como ésta a su vez lo fuera de la que había en las batallas de las Termópilas o Platea.

La descripción que he leído de Connolly nos transmite una organización del ejército basada en los textos de Jenfonte. Ésta tendría como unidad básica la enomotia (36 hombres), que estaría compuesta por tres filas de doce hombres de profundidad, mandado por un enomotarca, que se situaba en la primera línea, a la derecha del todo, que era la posición más arriesgada de toda la formación y, por tanto, la de mayor prestigio. En la mitad de la fila se situaría un suboficial, segundo al mando, o líder de media fila. En la última fila, detrás de la formación, no sabemos si había o no otro suboficial para mantener la coherencia de la línea. Dicho suboficial existía en otros ejércitos griegos y se mantuvo en en la falange macedonia, por lo que no descarto de su existencia también para los espartanos. Además tanto otros griegos como los macedonios tenían la figura de supernumerarios por detrás de la línea, que son los encargado de que las tropas mantengan la formación en coordinación con el resto de supernumerarios, que velarían tanto por el mantenimiento de la línea como de que los soldados de las últimas filas no salieran corriendo y abandonaran a sus compañeros. Quizá dado el carácter más profesional de los espartanos esta figura se considerara que no era necesaria, pero es curioso que los macedonios sí la mantuvieran. En la siguiente imagen de Connolly se ve una enomotia en formación.


Fuente: Connolly (2012: 40)

De acuerdo con Connly (2012: 40), dos enōmotiai forman un pentēkostys de 72 hombres bajo un pentēkontēr, y dos pentēkostyai se agrupaban en un lochos de 144 hombres bajo un lochagos. Cuatro lochoi formarían una mora de 576 hombres al mando de un polemarchos, la unidad táctica individual más grande del ejército espartano. Seis morai componían el ejército espartano en campaña, a los que se sumaban los Skiritai, tropas de la frontera norte de Esparta y acostumbrados a la lucha ligera, más otros contingentes de poleis aliadas. Resta por saber si las unidades espartanas eran íntegramente espartanas o ya comenzaban a incorporar a perioikoi, hombres libres, generalmente mercantes o artesanos que no se dedicaban a la guerra a tiempo completo. Lo mismo ocurre con los neodamōdeis, hilotas liberados a los que se les proporcionaban lotes de tierra y a los que se les admitía en el seno de hoplitas (Sekunda, 2010).


Fuente: Connolly (2012: 40)


Cómo se organizaban en combate

A este respecto solo podemos especular sobre la manera en que luchaban pues apenas nos han quedado testimonios dispersos aquí y allá que nos puedan arrojar luz. Connolly propone alguna de estas ideas basado en las fuentes. Parece sensato pensar que, si había líderes de cada columna de soldados y suboficiales de final de fila, que las tropas marcharan básicamente en columnas y que éstas se agruparan entre sí para coordinarse conjuntamente. Esto significa que, en una marcha, todas las columnas marcharan una detrás de otra y que, cuando se ordenaba la formación de combate las diversas columnas fueran adelantando hasta colocarse a la par y formar en filas. Por tanto, los líderes de cada columna tenían el desafío de hacer que éstas avanzaran a un paso idéntico para que el conjunto de la falange mantuviera la cohesión.

Sabemos por las fuentes que los espartanos eran especialmente duchos en esto y que se servían de instrumentos musicales para entonar salmos que permitían mantener el orden mucho más que el resto de ejércitos y llegar ante el enemigo con un frente uniforme. Las representaciones de múltiples vasos sugieren que ésta no era una práctica exclusivamente espartana.

Lo siguiente que cabe platearse es cómo de juntos se colocaban los soldados y qué grado de formación mantenían en el combate. Sobre esto solo cabe especular pues las fuentes no cuentan prácticamente nada de la falange espartana, más allá de que eran capaces de ejecutar maniobras e incluso huidas fingidas o contramarchar frente al enemigo, maniobras que otros griegos no serían capaces de hacer y que miraban con cierto asombro. 

Para intentar dilucidar algunas cuestiones, es interesante el siguiente fragmento de Polibio, que, si bien es sobre la falange macedónica, da una cierta idea de lo que era razonable a la hora de saber cuántos hombres habría en cada espacio. En este fragmento Polibio critica la incapacidad de Calicles para hablar de temas militares.

"Cuando Alejandro escuchó la noticia de la llegada de Darío a Cilicia, estaba a cien estadios de distancia y ya había atravesado el paso. En consecuencia, dio media vuelta y atravesó el paso con la falange al frente, seguida por la caballería y, por último, el tren de equipajes. Inmediatamente al salir a campo abierto reorganizó su orden de marcha, pasando a todos la palabra de mando para formar en falange, haciéndola al principio treinta y dos de fondo, cambiando esto posteriormente a dieciséis de fondo, y finalmente al acercarse al enemigo a ocho de profundidad. Estas declaraciones son aún más absurdas que las anteriores. Porque, con los intervalos apropiados para el orden de marcha, un estadio tendrá capacidad para mil seiscientos soldados, estando cada hombre a una distancia de seis pies del siguiente cuando los hombres tienen dieciséis de profundidad. Es evidente, pues, que diez estadios dan para dieciséis mil hombres y veinte estadios el doble. De todo esto es bien claro que cuando Alejandro hizo su ejército de dieciséis de profundidad, la línea necesariamente se extendía por veinte estadios, y esto dejó toda la caballería y diez mil de la infantería más allá." (Polibio, Hist, XII, 19: 4)

Leyendo esto en clave de la falange, podríamos decir que en 177 metros (un estadio griego en tiempos de Polibio) cabría prever que pudiera haber 800 hoplitas con 8 de profundidad y 1.200 en el caso de 12 de profundidad. Haciendo el cálculo nos da que tendríamos por cada hoplita un espacio ocupado de 1,7 metros (que encaja con los seis pies que establece el propio Polibio), teniendo en cuenta que el propio aspis son 90 cm, por lo que hay un espacio de unos 40 cm a cada lado.

Referencias

Connolly, P. (2012). Greece and Rome at war. Grub Street Publishers: Yorkshire.

Sekunda, Nicholas (2010). Guerreros espartanos. RBA: Barcelona.



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